domingo, 27 de marzo de 2011

Libertad.


Creo que lucháis por la libertad, pero no estoy seguro. Abogáis por una sociedad igualitaria, en la que cada individuo pueda ejercer plenamente sus derechos. Al parecer, por eso mismo decidisteis irrumpir el pasado 10 de marzo en la capilla de la Universidad Complutense de Madrid, gritando insultos contra la Iglesia y los católicos, zarandeásteis al capellán, os desnudásteis en el altar. Etcétera.

No lo niego: me da miedo ser cristiano. No es sólo por este ataque, sino por tantos otros. Es por ver la reacción de la gente cuando confieso mis creencias, por su cara de burla, como si estuviera bromeando. Es por que se me relacione automáticamente con la derecha, la intransigencia, el fascismo incluso. Es también por los ataques a alumnos que rezaban en la capilla de la Universidad de Barcelona. Y en la de Valladolid. Es por ver las pintadas en los muros de estos templos (“arderéis como en el 36”, reza una de ellas). Es, en definitiva, porque siendo cristiano sólo soy un paria, un ignorante, una mala persona.

No os acordásteis de ellos, supongo. Me refiero a los que dan su vida por los demás. Por los miles de misioneros que luchan en lugares que ni os imagináis, pobres ignorantes, para hacer más llevadera la vida de algunas personas. Ayudando a vivir, a morir con dignidad, y recitando una oración, cuando se tercia. Habéis olvidado, supongo, que ellos también sufren y mueren allí. Son la Iglesia. Y es gente valiente, honrada y digna. Puedo dar fe de ello, porque me pilla cerca.

Tampoco caísteis en las 800.000 personas que Cáritas alimenta cada año sólo en España. Tendéis a olvidar también que la Iglesia y sus fundaciones se financian con las crucecitas que algunas personas marcan en su declaración de la renta. Qué despiste.

Tenéis muy presente, sin embargo, la corrupción, la desvergüenza, los curas pederastas, los altos cargos que viven en el lujo y la opulencia. Pero ya véis. Os sorprenderá saber que la inmensa mayoría de los cristianos no violamos niños, vamos a la universidad en autobús, cuando se puede, y no somos homófobos, ni fascistas, ni integristas.

También gritabáis otras cosas. No voy a centrarme en esa tan divertida de “contra el Vaticano, poder clitoriano”, aunque confieso que me ha hecho gracia. Me preocupa más, en cambio, aquello de “a rezar al campo”. Me sigue chocando, como ya he comentado aquí y en otros textos, que unos abanderados de la libertad de expresión -así os definís- sean tolerantes únicamente con lo que a ellos les parece bien.

Así, de la misma forma que vosotros tenéis vuestras asociaciones de cualquier tipo, ya sean anarquistas, socialistas, anticlericalistas o comunistas, y gozáis de representación y legitimidad, los cristianos no podemos disfrutar de un espacio en el que reunirnos. Porque decís que la religión es algo privado. Supongo que, desde esa estólida contumacia que os caracteriza, no habéis caído en la cuenta de que “cristianismo” significa “comunidad”. Y que si existe el derecho de reunión y asociación, los cristianos podemos también disfrutar de él en los espacios destinados a tal efecto. Esos espacios, me suena, se llaman iglesias, y capillas. Ya sabéis: cosas de viejo.

En cuanto a lo de libertad, eso que algunas de vuestras compañeras llevaban escrito en las tetas, me temo que tengo mis propias opiniones.
Libertad, me parece, es que todos podamos expresarnos sin que se nos denigre de ninguna forma. Es disfrutar de nuestros derechos, pero sólo hasta donde empiezan los del otro. Es poder ser respetado independientemente de la raza, el sexo -que no género, imbéciles- o la religión. Es vivir sin miedo al qué dirán. Es poder ser cristiano sin que nadie tenga que desnudarse en mis altares.

Eso es libertad, hijos de puta.

~Jack Ferreira Basanta~

1 comentario:

  1. Jajajaja. Creo que ya le dí la enhorabuena a Jack por esta entrada, pero resulta que, casualidades de la vida, la he vuelto a ver. Pues eso, que enhorabuena. Totalmente deacuerdo =)

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